"El verdadero artista marcial no vive para. Simplemente vive"
Bruce Lee
La película narra distintos episodios de la vida de dos grandes maestros de las artes marciales, Ip Man (Tony Leung) -quien fuera maestro del ya mítico Bruce Lee- y Gong Er (Zhang Ziyi). A su vez, sirve como muestra de los conflictos acontecidos en China en la primera mitad del siglo pasado.
El regreso a la pantallas de Wong Kar-Wai se ha hecho esperar, y es que este proyecto le ha obligado a dedicar hasta cuatro años de su trabajo. La técnica del realizador Chino y su perfeccionismo hicieron que incluso necesitara semanas de trabajo para rodar un único plano.
The Grandmaster no es un biopic corriente, ni tampoco un relato de época. En esta película, el estilo del cine oriental de artes marciales se entremezcla, se fusiona e incluso se funde con el cine característico de su autor.
Dicha unión nos lega una obra de marcado carácter visual e impresionista, que puede ser considerada una obra maestra desde el punto de vista estrictamente técnico.
El poético modo en que Kar-Wai nos cuenta esta historia, con sus elegantes movimientos de cámara, sus recargados escenarios que se permutan con el uso barroco del color, el estudio de los detalles y la perfecta fotografía, resulta deslumbrante.
Como decíamos, la narración se sustenta en distintos episodios -a menudo obviando el factor tiempo- de la vida de dos artistas marciales de la época, especialmente centrados en Ip Man -interpretado por un soberbio Tony Leung-. Probablemente, la concepción unitemporal del cine de este realizador dificulte la comprensión de los hechos, restando coherencia a la narración, pese a que ello aporte mucho a la poética narrativa de la que hablábamos.
Ip Man junto a su célebre alumno Bruce Lee
Las escenas de lucha, perfectamente coreografiadas, están rodadas con suma delicadeza, y por momentos recuerdan a una bella danza. Puro arte. Además, debemos comentar que en varios casos el director utiliza las inclemencias meteorológicas en estas luchas, que resultan simplemente impresionantes.
En conclusión, una reflexión sobre el paso del tiempo y el arte marcial que contiene todas las virtudes del cine de Wong Kar-Wai pero que resulta imperfecta desde el punto de vista narrativo.
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