viernes, 17 de octubre de 2014

Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, 1973) de Ingmar Bergman



"Tardé dos meses en escribir estas escenas y toda una vida en experimentarlas"

Ingmar Bergman



Johann (Erland Josephson) y Marianne (Liv Ullman) son un matrimonio acomodado cuyos diez años de convivencia han transcurrido de forma estable y aparentemente feliz. Tienen dos hijas y una cercana relación con sus familiares y amigos. Precisamente la visita de una pareja de amigos cuyo matrimonio está en descomposición generará serias dudas a los protagonistas acerca de su situación vital.


Secretos de un matrimonio fue un proyecto escrito y dirigido por Ingmar Bergman para la televisión sueca. Pese a que su rotundo éxito llevó al cineasta a realizar un corte para cines de unos 155 minutos -aprox.-, la obra original y completa consta de seis episodios que en su conjunto tienen una duración de 295 minutos. La crítica especializada coincide en apuntar que este filme supone un pequeño giro temático en la obra del maestro sueco, quien dejó atrás los aspectos existenciales presentes en El séptimo sello (Det sjunde inseglet, 1957) o Los comulgantes (Nattvardsgästerna, 1960) para centrarse en aspectos más íntimos de la condición humana. Lo cierto, y esta es solo nuestra opinión, es que los dos ámbitos temáticos se encuentran presentes en la totalidad de su obra. 

La cinta muestra la descomposición de la relación entre Johann y Marianne. Ésta se ha ido deteriorando con el paso del tiempo, desde sus inicios, pero los dos protagonistas, lejos de afrontarlo, han ocultado sus miedos, preocupaciones y reproches tras una cortina de humo en forma de aparente felicidad. Todo ello sale a la luz cuando Johann vuelve de un supuesto viaje de trabajo y le cuenta a su mujer que piensa irse unos meses a Francia con su amante, Paula, abandonándola a ella y a sus hijas y dando así por terminado su matrimonio.

A medida que avanzan los episodios (cuyos títulos son: Inocencia y pánico, El arte de esconder el polvo bajo los muebles, Paula, Valle de lágrimas, Los analfabetos y En plena noche, en una casa oscura, en medio de algún lugar) vamos descubriendo los motivos que les han llevado a su situación actual. El brillantísimo guión de Bergman y su inigualable maestría en el uso de los escenarios y los distintos recursos cinematográficos hacen que, pese a que casi la totalidad de la cinta consiste en largas conversaciones entre Johann y Marianne -los personajes secundarios juegan un rol de poco peso en Secretos de un matrimonio, especialmente a partir del tercer episodio-, el espectador mantenga su atención en todo momento.

La portentosa reflexión acerca de las relaciones personales e íntimas que realiza el director de Persona (ídem, 1966) nos lega citas para el recuerdo. Entre las muchas a destacar nos quedamos con la siguiente: "Somos analfabetos emocionales. Hemos estudiado el cuerpo humano y la agricultura en África. Hemos aprendido fórmulas matemáticas de memoria, pero no nos han enseñado nada acerca de nuestra alma. Somos totalmente ignorantes respecto a los sentimientos".


Pero además de su vigoroso contenido intelectual y de la extraordinaria reflexión que esta película supone acerca de la naturaleza humana y de las relaciones que se establecen entre nosotros mismos, Secretos de un matrimonio destaca por las inolvidables interpretaciones de Ullman y Josephson. Estos dos habituales colaboradores de Bergman dan señas de su enorme talento en un filme que, de ser interpretado por otros actores, no seria lo mismo. Desde el inicio -en que los protagonistas nos son presentados mediante una entrevista que les realiza una revista de contenido "amarillento"- hasta los furtivos encuentros en casa de un amigo de Johann cuando ambos ya han reconducido sus vidas, los dos intérpretes son el único eje de una historia que gira, precisamente, acerca de dos individuos.

También hay que hacer mención a la labor de fotografía de Sven Nykvist -otro íntimo colaborador de Bergman- y de las excelentes aportaciones de Bibi Andersson o Gunnel Lindblom en esos pequeños roles secundarios de los que hablábamos antes. No prescindan de este ejemplar retrato de la condición humana y sus más secretas intimidades.





0 comentarios:

Publicar un comentario