• Hay que estar bien alerta con todo intento de enmarcar un conflicto como es en este caso el de género, especialmente si se trata de uno con apariencia progresista.
  • La trabajadora actual vive en un mundo globalizado, víctima de la precariedad laboral y solo pudiendo sentirse parte de un proceso económico, sin una identidad cultural a la que aferrarse.
  • El sexo, el género, binario o no binario, fluido... tras el auge de luchas como la feminista o por la libertad sexual, muchas han sido las realidades de este tipo que se han puesto sobre la mesa.
  • Es importante retener 2 concepciones de la naturaleza del ser humano, la social, que constituye la base de la educación, y la política, que contribuye a la extensión de susodicha educación; porque, son 2 elementos fundamentales en la construcción y salud del sistema democrático.
Mostrando entradas con la etiqueta David O. Russell. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta David O. Russell. Mostrar todas las entradas

07 febrero 2014

La gran estafa americana (American Hustle, 2013) de David O. Russell




"El medio más fácil para ser engañado es creerse más listo que los demás."

François de la Rochefoucauld



Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador que colabora con su amante, Sydney Prosser (Amy Adams), se ve obligado a trabajar por un joven y ambicioso agente del F.B.I., Richie DiMaso (Bradley Cooper). Éste les involucrará en una investigación que abarca las corruptelas políticas de Nueva Jersey y el mundo de la mafia relacionado con ellas. 


La gran estafa americana es un ejemplo más del cine comercial carente de personalidad y valor artístico que nos llega año tras año desde Hollywood. David O. Russell dirige con un estilo que recuerda irremediablemente al de Martin Scorsese una película menos ingeniosa de lo pretendido y que se sustenta en sus interpretes para no caer en la mediocridad.

Como decimos, el magnífico reparto es el gran valor de este filme, cuyos actores ofrecen grandes trabajos -especialmente Christian Bale, Amy Adams y una vez más Jennifer Lawrence). Más allá de esta virtud y de un guión correcto -con momentos álgidos pero irregular- la película es un entretenimiento sin pretensiones.


La historia se desarrolla con escasa regularidad. El filme gana en interés una vez el histriónico personaje de Lawrence adquiere mayor importancia, y la pretensión reflexiva sobre el arte del engaño del guión acaba quedando en nada. 

Sin duda, Russell es uno de los directores más sobrevalorados del panorama actual, y la buena reputación de la que goza por parte de los críticos Estadounidenses se me hace incomprensible.


Pasará a la historia como una película más, a no ser que se lleve el Oscar, lo cual demostraría que el mayor timador que pueda existir no es su protagonista, sino su director.