jueves, 12 de diciembre de 2013

La red social (The social network, 2010) de David Fincher



"El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo".

Albert Camus


Narración de los hechos acontecidos en la Universidad de Harvard el otoño del año 2003, cuando un joven estudiante -Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg)- creó, con la colaboración de algunos amigos y compañeros de residencia, la red social más popular de nuestros tiempos, Facebook. Al mismo tiempo, la película narra el desarrollo de esta nueva idea y los juicios en que desembocaron distintos conflictos sobre la propiedad intelectual de la misma entre Zuckerberg y otros estudiantes.


Basándose en la novela de Ben Mezrich "The accidental billionaires", Fincher y el guionista Aaron Sorkin llevan a la pantalla la historia de la creación de Facebook. Fincher construye la narración a través de dos juicios a los que hizo frente Mark Zuckerberg, principal accionista y programador de la compañía. Uno de ellos consiste en una demanda por apropiación de la propiedad intelectual por parte de tres alumnos de Harvard, quienes, tras ofrecer a Zuckerberg un trabajo no remunerado como programador de una nueva red social de su universidad en la que están trabajando, consideran que éste se ha agenciado su idea para beneficio propio.
El otro juicio, todavía más escamoso para el protagonista, le enfrenta a su mejor amigo y cofundador de Facebook, Eduardo Saverin (Andrew Garfield). Este joven estudiante de económicas y CEO inicial de Facebook le acusa de estafa tras ver reducido su porcentaje del accionariado de la empresa desde el 30% hasta un irrisorio 0,03%.


La cinta, pues, narra el ascenso meteórico de un grupo de jóvenes estudiantes gracias al acierto a la hora de desarrollar una idea informática. Al mismo tiempo, muestra como el éxito social y económico es capaz de fragmentar cualquier amistad, especialmente cuando alguien manipula a uno de los socios -en el caso de la película el personaje interpretado por el popular cantante Justin Timberlake-.

Este film, como ocurre con el trabajo de David Fincher, posee tanto férreos admiradores como grandes detractores. En el caso concreto de La red social, nos situaremos entre todos ellos, pues creemos que la película posee grandes virtudes pero a su vez debilidades y carencias.

La principal de las virtudes anunciadas la hallamos en el frenético ritmo de la narración. Uno no puede aburrirse visionando el film, pues no tiene tiempo para ello. Pese a que el enfoque narrativo previamente expuesto no es innovador, hay que apuntar que contribuye a la velocidad de la acción, que supone una clara referencia a la apresurada ascensión de los propios protagonistas en la escala social y económica.


Por otro lado, hay que anunciar que el film no va mucho más allá del entretenimiento. Resulta frío en sus métodos y Fincher no consigue evocar aquella mística y escalofriante sensación que traían consigo otros de sus trabajos, como Seven (ídem, 1995) o El club de la lucha (Fight club, 1999). 

Las interpretaciones son generalmente buenas, pero ninguna destaca lo suficiente como para hacer una mención especial. 

En conclusión, una buena película, sobrevalorada por algunos e infravalorada por otros. Lo más probable es que el tiempo la ponga en su justo lugar. Habrá que esperar.







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