"Nadie debería tratar de hacer una comedia a menos que tenga un circo por dentro"
Ernst Lubitsch
Jill (Merle Oberon) se siente deprimida y abandonada en su matrimonio con un agente de seguros (Melvyn Douglas) que se muestra volcado en su trabajo e ignora la situación de su esposa. Cuando Jill decide visitar a un psiquiatra para tratar el hipo que le afecta en momentos de nerviosismo, conoce a un excéntrico pianista -de nombre Alexander Sebastian (Burguess Meredith)- que la encandilará.
Deliciosa comedia de Ernst Lubitsch, excepcionalmente interpretada por el trío de protagonistas y con un guión lleno de ingenio de Donald Ogden Stewart. Este film suele ser menospreciado debido a que fue precedido por algunas de las mayores obras maestras de su director, como Ninotchka (ídem, 1939) o El bazar de las sorpresas (The shop around the corner, 1940), y a que inmediatamente después Lubitsch dirigió su más aclamado trabajo, Ser o no ser (To be or not to be, 1942).
Pese a formar parte de este brillante periodo, y no aguantar las comparaciones con los films anteriormente nombrados, Lo que piensan las mujeres no deja de ser una comedia perfectamente conseguida que funciona a la perfección.
Impregnada del famoso "toque Lubitsch", del que algún día hablaremos en profundidad, y repleta de gags memorables y una dirección inmejorable que la dota del ritmo adecuado, esta película se erige en un perfecto ejemplo de lo que es el cine del director Berlinés.
Como decíamos, el guión y los tres protagonistas son los mayores puntos fuertes del film. La protagonista, interpretada por la preciosa Merle Oberon, es una mujer perdida en la rutina de la vida conyugal, que sufre repentinos ataques de hipo en situaciones de estrés. Esto la lleva a encandilarse por un artista fracasado, el pianista Alexander Sebastian, un tipo extravagante y malhumorado que dice "fui" cada vez que algo no le gusta y que se muestra incapaz de tocar cuando alguien le está mirando.
Y entre este nuevo amor se sitúa el marido, interpretado por uno de los actores habituales en los films de Lubitsch, Melvyn Douglas. Este personaje, en vistas de que puede perder a su mujer, elaborará un enrevesado plan para que ésta se de cuenta del valor de su matrimonio.
En definitiva, una historia a tres bandas que divierte al espectador e incita reflexiones sobre el valor de aquello que tenemos. Un entretenimiento puro que despierta sonrisas allá por donde va, un clásico más, de un gran maestro.
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