“La vida es muy cruel, muy difícil, muy dura, y por eso trabajo, [...] me da la oportunidad de evitar las dificultades de la vida, la mayor parte al menos. Mi visión de la vida es efectivamente muy pesimista y esta es una de las razones por las que trabajo tanto”
Película que se centra en las relaciones familiares entre una madre abandonada por su marido y las tres hijas de estos. Cada personaje de la historia vivirá su propio drama, y, a lo largo del film, conoceremos cuales son los conflictos vitales de los mismos y cual es su origen.
Primer film dramático del director Neoyorquino Woody Allen. Tras su enorme éxito Annie Hall (ídem, 1977), Allen sorprendió a todo el mundo con un pesimista, frío y distante film de inspiración Bergmaniana.
Precisamente, el parecido formal, estético y temático entre Interiores y la obra del maestro Sueco fue el motivo principal de la mala recepción del film por parte de la crítica. Un ejemplo muy cercano lo encontramos en la severa afirmación de Carlos Boyero, crítico cinematográfico del diario El País, que espetó: "Insoportable imitación de los universos de su admirado Bergman.". Claro ejemplo de la visión que se tuvo de la película en su momento.
Pese a la mala recepción del film, su revisión a día de hoy permite ver que no se trata de una burda imitación del cine de Bergman, ni tan solo un sentido homenaje. Simplemente Woody Allen se inspira en los métodos de uno de sus referentes para crear una obra de estilo visual similar a las de éste pero con un sello propio.
La película explora muchos campos: la soledad, las frustraciones vitales debidas a la falta de amor maternal, las inseguridades, los celos, las incapacidades artísticas etc. Pero principalmente, a nuestro entender, la idea fuerza del film es la infelicidad que genera la enfermedad de un miembro de la familia, en este caso la madre, y como este hecho impide a los que se encuentran a su alrededor vivir sus propias vidas.
Existen muchos elementos destacables del film. Por un lado tenemos el trabajo de Allen. Como decimos, se inspira, tanto a la hora de dirigir como en la de escribir el guión, en Ingmar Bergman, y, pese a no alcanzar las cuotas de excelencia de éste -lo cierto es que le resultaría imposible a cualquier cineasta- lo hace con solvencia y resultados más que satisfactorios.
También hay que destacar el trabajo del reparto, encabezado por una excelente Diane Keaton. La fría y oscura fotografía de Gordon Willis ayuda a crear el ambiente dramático del que hablamos, y sitúa al espectador en la piel de los mismos personajes.
Tanto la escena final como las distintas imágenes de la playa resultan ciertamente memorables.
En conclusión, pese a la mala reputación de Interiores, la realidad es que se trata de una obra notable dentro de la filmografía de Woody Allen, y si uno es admirador de su cine, o del de Ingmar Bergman, y visiona el film sin prejuicios, es bien seguro que disfrutará.
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