George Orwell se está revolviendo en su tumba. Y no
porque su distopía de un mundo totalitario sea cada vez más real, sino por la
utilización que se está haciendo de sus dos obras más conocidas para atizar de
esta manera al comunismo y al socialismo de todo el mundo.
En sus dos mayores
obras, “1984” y “Rebelión en le granja”, Orwell hace una crítica feroz de los
totalitarismos y especialmente del stalinismo. Tal y como se desprende de su
tratamiento al personaje de “Bola de nieve” en “Rebelión en la granja”, Orwell
parece más cercano a las ideas trotskistas pese a que siempre pareció querer
estar al margen y no rebelar su verdadera ideología, más allá del socialismo.
Hoy en día, los
partidarios de un capitalismo salvaje utilizan esta crítica al stalinismo como
argumento en contra de regímenes como pueden ser el comunismo o el socialismo.
Sus libros son de obligatoria lectura en muchos institutos y universidades de
los Estados Unidos y aprovechados para fomentar un odio hacia las ideologías de
izquierda y hacer ver que el comunismo no es un sistema político viable.
Muchas personas afines
al comunismo ante este ataque, no consideran a Orwell un escritor
verdaderamente socialista y es despreciado por su crítica al régimen de la URSS
durante el mandato de Stalin.
Paradójicamente estás
dos situaciones ya las escribió Orwell en esas dos obras, el hecho de llamar
hereje a aquél que se cuestiona el régimen y tergiversar su historia como
ocurre en el caso de “Rebelión en la granja” y como aquellos dos minutos de
odio, en los que todo el mundo debía mirar las pantallas para aumentar el odio
sobre el enemigo en “1984”, es muy parecido a lo que ocurre hoy en los Estados
Unidos.
Otro tema es la
polémica Lista Negra de Orwell, tema con el que se suele argüir en contra de
nuestro protagonista. Fue una lista que escribió Orwell en el ocaso de su vida,
impulsado o casi obligado por Celia Kirwan, su amor no correspondido, en el que
mencionaba personajes públicos que podían tener ideas comunistas. Lo cierto es
que escribió aquella carta pero a ninguno de los personajes escritos en aquella
carta les ocurrió nada negativo por su supuesta ideología comunista y es que la carta llegó al
senador McCarthy, el auténtico cazador de brujas y la descartó.
Todo esto deja a Orwell
en tierra de nadie, cosa que curiosamente le deja con el mayor número de
lectores que podía haber obtenido nunca. El hecho de ser repudiado por dos
extremos ideológicos (por diversas razones), hace que la gente más neutral le
pierda el miedo y se interese por su obra. Por ejemplo, el día después de que
se conocieran la trama de espionaje de Barack Obama, el portal Amazon aseguró
que “1984” aumentó un 7000% en el número de ventas.
En definitiva, Orwell
probablemente se esté revolviendo en su tumba, pero a la vez debería estar contento
de saber que sus libros son considerados como de los mejores del siglo XX y
sobretodo, que cambian la consciencia política de mucha gente.
«En una época de engaño
universal, decir la verdad es un acto revolucionario.»
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