sábado, 22 de noviembre de 2014

Mujeres pintadas por mujeres: Berthe Morisot


Berthe Morisot fue una pintora impresionista francesa que nació el 14 de enero de 1841 en Bourges. Criada en una familia burguesa, fue animada junto con su hermana Edma a iniciarse en el mundo de la pintura, y ambas fueron educadas por los maestros Geoffroy-Alphonse Chocarne y Joseph-Benoît Guichard. En 1858 las dos hermanas entraron como copistas en el Museo del Louvre y allí otro maestro, Achille Oudinot, las animó a salir a pintar al aire libre. Gracias a los nuevos contactos que obtuvieron conocieron a Camile Corot, un importante pintor de paisajes, que las influyó de manera notable. 

En 1860 Berthe continuó su carrera en solitario tras el matrimonio de su hermana Edma. Si la temática general de su pintura se había limitado al ámbito doméstico, a partir de este momento creció aún más, retratando casi siempre a sus hermanas y sobrinos. En 1868 Berthe conoció a Manet, el famosísimo pintor impresionista, e inció una estrecha relación artística con él, la cual aumentó tras el enlace entre Berthe y Eugéne Manet, el hermano del pintor, en 1874. Berthe posó para Manet en su cuadro El balcón, actualmente en el Museo D'Orsay de París. 


El balcón

Tras exponer en el Salon entre 1864 y 1868, Berthe se unió al grupo de artistas que comenzaron a mostrar sus obras en las exposiciones impresionistas. En 1874 participó en la primera exposición impresionista con La cuna. Su relación con los pintores de este movimiento fue estrecha y frecuentes las reuniones en su casa con artistas e intelectuales de la época. Tras la muerte de Manet en 1883, organizó una exposición en su honor con la ayuda de Claude Monet, Émile Zola y otros artistas. Murió.el 2 de marzo de 1895 en París, a los 54 años de edad.


La cuna

Desde el principio Berthe no consideró la pintura como una mera afición, sino que adoptó una postura radical, que conseguiría acercarla a los grandes círculos masculinos impresionistas. Al igual que otras pintoras del momento como Mary Cassat o Eva Gonzales, fue relegada a la categoría de artistas femeninas por representar escenas de la vida cotidiana, llenas de mujeres y niños, ya que los ambientes masculinos estaban vetados para ellas. Sin embargo, Morisot aprendió la doctrina impresionista y se dedicó a pintar la inmediatez del momento, lo que de cierto modo nos ayuda a conocer el día a día del siglo XIX para una mujer. A pesar de todo, las mujeres pintoras quedaron en un segundo planto a causa de la enorme sombra que proyectaba el movimiento, masculino en un 99%. 


Vista del Puerto, 1869


La madre y la hermana de la artista. 1869-70


Cazando mariposas, 1874


En el gras, 1874

La técnica que desarrolla Morisot se basa en sus inicios en un tratamiento de pinceladas suaves, hasta que evoluciona a un impresionismo más duro, en concreto a partir de 1873, cuando el tratamiento se centra en el color. Mallarmé, poeta y crítico francés, la definía como "polvo volátil": una pintura etérea, con figuras muy introspectivas y melancólicas pero que al mismo tiempo transmiten alegría. 



Retrato de Julie Manet con su perro Laerte, 1893


Mujer cosiendo en el jardín, 1881


Las hermanas, 1869


Mujer arreglándose, 1875

A partir de 1880, la influencia de Renoir se refleja en su obra. En 1892 la galería Boussod-Valadon le dedica una exposición que tuvo un gran éxito. La vida de Berthe Morisot se vio ensombrecida por la muerte de Édouard Manet en 1883, la de su esposo, Eugène Manet, en 1892, y la de su hermana. Educó sola a su hija, Julie Manet, con quien mantuvo siempre lazos muy fuertes. Al morir, confió su hija a sus amigos, Edgar Degas y Stéphane Mallarmé.

A pesar de que el siglo XIX fue el inicio de muchas mejoras y cambios para las mujeres, pudiendo ya realizar algunos oficios antes relegados a los hombres, seguían viviendo en el olvido. Esta pintora nos dejó un legado histórico, mostrándonos otra perspectiva del mundo, y unas obras que, en la actualidad, pueden alcanzar cifras de más de 4 millones de dólares y que en su momento, tuvieron un notable valor y se expusieron en los más altos círculos artísticos. Berthe Morisot fue un ejemplo más de ese pequeño avance, y a la vez tan grande, que visibilizó a las mujeres, no solo como meras modelos en el lienzo, sino como artífices de una creación que podía, y de hecho estaba, al mismo nivel que la de cualquier hombre. Porque sí, las mujeres en la historia y en el arte existen, aunque muchas veces nos olvidemos.
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