"Les ves en la calle. Les ves en televisión. Incluso puedo que les votes este otoño. Crees que son gente como tú. Estás equivocado. Terriblemente equivocado"
Un trabajador (Roddy Piper) encuentra casualmente una gafas de sol que le permiten ver la realidad tal como es. Así es como descubre que una raza de alienígenas se ha estado haciendo pasar por humanos y ha plagado el planeta de mensajes subliminales con el objeto de convertir a los hombres en esclavos y utilizar su producción para beneficio propio.
Sensacional sátira anti-capitalista de uno de los maestros del género de terror y ciencia ficción de los años ochenta, John Carpenter. Con un guión escrito por el propio cineasta y basado en una historia de Ray Nelson, el neoyorquino realiza una mordaz crítica al consumismo, los valores individualistas y la explotación laboral consecuencia del sistema económico capitalista. Para ello, introduce una historia bastante discutible de extraterrestres que juegan el papel social de los grandes empresarios, los policías o los servicios militares, entre otros.
Nada es una suerte de free rider sin oficio ni lugar donde hospedarse que anda por las calles de Nueva York en busca de "su oportunidad", como él mismo confiesa a Frank (Keith David), un compañero de la obra mucho más concienciado socialmente que él. Tras un ataque policial a una especie de asamblea de trabajadores -más tarde descubriremos que ellos ya conocían a los "extraterrestres" y trataban de combatirlos- el protagonista descubre unas enigmáticas gafas de sol que le permiten ver a los susodichos monstruos, pero también todos aquellos mensajes subliminales que mediante la publicidad se han introducido irremediablemente en la mente de todos los ciudadanos con el único objeto de alienarlos y controlar sus comportamientos.
Así, descubrimos mensajes como obedece, compra o no pienses en los billetes, las revistas, los carteles publicitarios, la televisión, etc. A partir de este momento -el más interesante del film-, se desarrolla toda la trama de ciencia ficción que en si no tiene mayor interés y que no está especialmente lograda. Pese a ello, la cinta sigue muye vigente en todo lo que respecta a su contenido ideológico.
En cuanto a sus características formales, comentar que la ineficaz interpretación de Piper y lo endeble de la trama de alienígenas se ve suplido por la astucia y excelencia narrativa de Carpenter y por la característica banda sonora compuesta por el propio director, como en muchas de sus otras películas.
Una escena a destacar: la pelea en un callejón entre Nada y su amigo Frank cuando el primero de estos trata de convencer al otro para que se ponga las gafas y vea la realidad. Frank se niega, temeroso de ella, argumentando que Nada está loco si cree que con unas gafas verá algo distinto. Así, ambos se ven abocados a una larga brega que termina con dos tipos molidos pero con sus respectivas gafas en los ojos.
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