“¿Quién debe estar detrás de
estas páginas que me hacen reír, llorar, estremecerme y, en definitiva,
encandilarme con solo palabras?” Eso es lo que mucha gente se pregunta cuando
están leyendo un libro que realmente les está cautivando. En la mayoría de los
casos, la respuesta se encuentra en las primeras páginas del libro, donde una
fotografía del autor y una escueta, pero completa y verificada biografía
aclaran nuestra duda.
Pero no siempre es así, hay
veces en las que por el carácter introvertido del escritor o por cualquier otra
razón, deciden quedarse en el anonimato. Sin contacto con sus lectores, así es
como han decidido vivir escritores tan importantes del siglo XX como Salinger,
Pynchon o McCarthy. Pese a eso, son ampliamente conocidos en el mundo literario
y sus ventas son un gran negocio para sus editoriales.
El más curioso de todos
ellos probablemente sea el caso de J.D. Salinger. Tras luchar en la Segunda
Guerra Mundial escribió lo que sería uno de los libros más leídos del pasado
siglo, El guardián entre el centeno, publicado
en 1951, además de numerosos cuentos y novelas cortas. Pero justo cuando estaba
en lo más alto y con un gran éxito, decidió que la fama no era para él y
permaneció inédito 45 años. Murió en 2010 por causas naturales y se dice que
durante ese periodo de tiempo escribió varios libros que todavía no han visto
la luz.
Otro caso parecido es el de
Thomas Pynchon, del que apenas se conoce su aspecto (solo se conservan unas
pocas fotografías de cuando era joven). A diferencia de Salinger, Pynchon
siempre ha estado en el anonimato y se sabe bien poco de su vida. Al parecer
estudió en Cornell, donde llegó a recibir clases de Vladimir Nabokov y también
trabajó durante un par de años en la empresa Boeing. Todo lo demás concerniente a su vida privada es un
misterio. Cuando recibió el National Book Award por su libro El arcoiris de la gravedad, envió a un
cómico a que lo recogiera por él. Su nombre aparece periódicamente entre los
más firmes candidatos para conseguir el premio Nobel, esperemos que lo gane
algún año y con suerte, ver por fin quien hay detrás de unos libros por los que
ha llegado a ser considerado uno de los mejores escritores norteamericanos
actuales.
Thomas Pynchon en la serie los Simpsons |
No deja de ser curioso como
en un mundo como el que vivimos, donde la privacidad cada vez queda más
reducida y donde la gente hace lo que sea por conseguir la fama, todavía quedan personas que han decidido aislarse de todo eso y vivir en
paz pese a la gran repercusión que ejercen cada una de sus obras.
Probablemente nunca sabremos
quién hay detrás de esos libros, pero en mi opinión, eso solo hace que aumentar
su fama. El hecho de que no se dejen ver es un aliciente más para leer sus
libros y ver que escriben esos escritores “ermitaños”. Y es que en general, lo
desconocido atrae, quizás por el morbo, quizás por su propia esencia anónima y
oculta, pero lo que está claro es que todos los artistas que se mantienen
ocultos tienen toda una legión de seguidores que, aún que no saben exactamente quien
hay detrás de sus obras, tienen una ferviente pasión por ellas y los han
convertido en autores de culto.
No querría acabar la entrada
sin mencionar a Cormac McCarthy. Sin llegar a los casos de aislamiento de los
anteriores, McCarthy también prefiere estar lejos del foco de las cámaras y de
la fama. Por norma solo concede una entrevista cada 10 años, la última ante
Oprah Winfrey en la televisión nacional. Lo más interesante de él es su pasado
que, aún hoy, mantiene un aura de misterio a su alrededor y probablemente sea
el sueño de muchos biógrafos. Al parecer vivió bajo una torre de perforación
petrolífera y en la mayor parte de su vida, ha llevado una vida de vagabundo.
Poco más se conoce del autor conocido por novelas como La carretera, No es país para
viejos o Meridiano de Sangre.
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