Stanley Kubrick nació en Nueva York, Estados Unidos, el 26 de Julio de 1928 y falleció en Hertfordshire, Reino Unido, el 7 de Marzo de 1999. Durante este periodo de tiempo se convirtió en un reputado fotógrafo y director de cine -además de trabajar como guionista y productor- hasta el punto de ser considerado como uno de los más grandes maestros del siglo XX en el arte cinematográfico.
La figura de Stanley Kubrick siempre ha resultado polémica. Como cineasta, posee tantos admiradores como detractores, y esto se debe a una de las características principales de su trabajo: el perfeccionismo.
Por todos es conocido el perfeccionismo casi enfermizo del director. Esta característica, dotaba sus films de una exquisitez formal única, pero a su vez, complicaba el hecho de trabajar con él. A menudo, sus relaciones con actores, operadores de cámara o autores cuyas obras llevaba a la gran pantalla terminaban de la peor forma posible, pues Kubrick, era capaz de repetir una toma hasta la saciedad, arremeter contra sus colaboradores exigiéndoles el máximo rendimiento en su trabajo o suprimir partes de las obras originales a su libre criterio y de forma unilateral.
Pese a su complicada personalidad, lo que aquí nos interesa es la figura del cineasta. Tras unos titubeantes primeros trabajos en los que el Neoyorquino parece estar aprendiendo a dirigir -nunca estudió cine en ningún centro especializado-, Kubrick realizó su primera obra maestra, Atraco Perfecto (The Killing,1956), tras la cual quedó probado el talento del joven director.
Tras algunos éxitos más, la realización de Espartaco (Spartacus,1960), trajo los primeros problemas al director, pues sufrió discrepancias con el actor principal -Kirk Douglas- y con los productores. Tras aquello, Kubrick decidió producir sus films y trabajar únicamente cuando tuviera el control total sobre los mismos. A partir de ese momento, conoceríamos al auténtico Kubrick, en pleno despliegue de su talento, con obras tan reconocidas y sublimes como 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey,1968), La naranja mecánica (A Clockwork Orange,1971) o Barry Lyndon (ídem, 1975).
Con una obra dilatada en el tiempo pero a su vez muy reducida en número, los films de Kubrick destacan por una perfección formal y de montaje únicamente imputables a la extraordinaria técnica de su realizador.
La sorprendente habilidad de Kubrick para llevar a cabo trabajos en cualquier género, y los avances técnicos y formales que introducen sus films, son otras de las características más notables de su director. Su obra no posee un eje común, pero si que suele incidir en el lado más oscuro del hombre, mostrado de un modo tan artístico que habitualmente nos encontramos ante la paradoja de que nos resulta bello.
Los detractores de Kubrick suelen criticar sus supuestas megalomanía y negligencia a la hora de sacar rendimiento a sus actores. Como habrán percibido, en Vox Ultra somos grandes admiradores del Estadounidense y es por ello que le tenemos en la consideración que creemos merece: La de un genio del cine en mayúsculas.
Como resulta imposible hablar de un cineasta en profundidad en unas pocas líneas, adjuntamos un documental que creemos servirá para ampliar lo expuesto en esta entrada. En él, y mediante un análisis de todos sus trabajos y las opiniones de otros grandes cineastas como Martin Scorsese o Woody Allen, y de actores que trabajaron con el propio director como Jack Nicholson o Tom Cruise, se estudia en profundidad la figura del Kubrick cineasta y de la persona.
0 comentarios:
Publicar un comentario