"La fe es la decisión de vivir con la certeza de que lo que es, no lo es todo."
Roger Garaudy
Tras un naufragio en medio del océano Pacífico, un joven hindú llamado Pi, hijo de un guarda de zoo, tendrá que sobrevivir en un bote salvavidas durante más de 200 días con la única compañía de un tigre de bengala.
La vida de Pi es una hermosa reflexión sobre el mundo de la fe, y una contraposición entre ésta y la lógica. Mediante un relato fantástico de aventuras, la película nos planteará la importancia de la fe y nos hará cuestionarnos si preferimos creer más allá de los que nuestros ojos ven o no.
Pi es un joven que se ve obligado a dejar atrás su vida en la India debido a cuestiones laborales relacionadas con sus padres. Durante toda su infancia, ha sentido una especial atracción hacia las distintas religiones que ha ido conociendo, y su estancia en el bote salvavidas con un tigre salvaje será la mayor prueba de fe de toda su existencia.
Desde el apartado técnico, la cinta es magistral. Los efectos especiales son de primera categoría -buena prueba de ello es la animación del tigre protagonista, que podría pasar por uno real-, la dirección de Lee es elegante y ordenada, y la fotografía de Claudio Miranda nos regala imágenes de belleza indiscutible.
Pese a todas las virtudes de este relato fantástico, uno no puede evitar tener la sensación que en vez de plantear cuestiones, la película presenta sus respuestas. Si bien podría aceptar el planteamiento de los realizadores de que la fe es algo necesario para el hombre, ¿No podría dirigir la mía hacia la capacidad del hombre y no hacia un ente cuya existencia nos es completamente desconocida? Ustedes juzgarán.
Sea como fuere, La vida de pi es un hermoso filme, lleno de magia y preciosas imágenes, y una demostración más de la polivalencia de su realizador, Ang Lee, que parece capaz de embarcarse en cualquier tipo de empresa cinematográfica.
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