"Es un verdadero milagro. Me sentí conmovido cuando descubrí que todo lo que yo siempre quería contar, pero que no sabía cómo expresarlo, estaba en esta película"
Ingmar Bergman sobre La infancia de Iván
En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, Iván (Nikolai Burlyayev), un niño ruso de apenas 12 años, pierde a todos sus familiares y acaba trabajando para el ejército rojo como espía. Pese a la insistencia de los soldados que lo tutelan, Iván no quiere abandonar el frente para irse a estudiar, pues siente un intenso deseo de venganza y la brutalidad de la guerra se ha convertido en su hábitat natural.
Tras sus trabajos académicos, a Andrei Tarkovsky le surgió la posibilidad de rodar su primer largometraje con La infancia de Iván. Inicialmente, el proyecto debía ser dirigido por Eduard Abalov, pero poco después del inicio del rodaje éste fue cesado y se le ofreció la opción a Tarkovsky de concluirlo. El cineasta ruso aceptó a cambio de poder empezar de nuevo la película, realizar cambios sustanciales en el guión de la misma y disponer de una plena libertad artística.
Partiendo de esta base, Tarkovsky realizó un filme bello, poético y personal. Un relato profundamente antibelicista que se convirtió en la primera y única ópera prima en ganar el León de Oro del Festival de Venecia. Este galardón es una buena prueba de la excelente recepción internacional de que gozó la película que aquí tratamos.
El filme narra la historia de Iván, un niño que debido a las penitencias sufridas por la guerra se ha deshumanizado, percibiendo como algo natural la violencia y con unas férreas ganas de venganza. Sutilmente, la película va introduciendo elementos que nos permiten comprender el pensamiento del joven protagonista, influido irremediablemente por el contexto en el que le ha tocado vivir. Como contrapunto, asistimos a los sueños de Iván, oníricas escenas en que el niño recuerda sus últimos momentos con su madre y su hermana.
Tarkovsky utiliza los elementos naturales y el simbolismo para impregnar a su obra de un severo mensaje antibelicista, suplicando, por momentos, que termine esa barbarie y que no vuelva a repetirse jamás.
La película es cruda y conmovedora, especialmente en el tramo final, en que tras la caída de Berlín se muestran imágenes de carácter documental de los cadáveres de dirigentes Nazis, las cámaras de tortura que estos utilizaban, etc. El trágico y doloroso final refuerza el mensaje acerca de cómo afecta la guerra a las generaciones más jóvenes. Magistral.
A modo de apunte final, decir que La infancia de Iván está basada en un cuento de Vladimir Bogomolov, coguionista del filme. Las imágenes de la devastación de la tierra, la majestuosidad de los bosques rusos o la presencia de Iván corriendo al borde del río son imborrables y anunciaban la llegada de un enorme talento al mundo del cine.
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