"Al hombre perverso se le conoce en un solo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo"
Sófocles
Tres hombres terminan encarcelados por razones más bien desafortunadas. Su convivencia no será sencilla, pero finalmente encontrarán una forma de huir de su reclusión y vivir una aventura en forma de frenética y particular escapada.
Hermosa fábula acerca de la soledad, la camaradería y la justicia situada en los barrios bajos de Nueva Orleans, la prisión y los lagos y bosques de Louisiana. La película se inicia con una serie de travellings laterales que nos muestran la podredumbre de los malos barrios de la ciudad y que nos presentan a los personajes que nos acompañaran a lo largo del filme. Todo ello ambientado por la música de Tom Waits, quien precisamente interpreta a uno de los protagonistas.
Como decimos, toda la cinta gira entorno a tres hombres que han sido encarcelados en circunstancias cuanto menos curiosas. Los protagonistas son:
-Zach (Tom Waits), un DJ fracasado que acaba de separarse de su pareja y que, en un estado de considerable embriaguez, acepta llevar un coche de lujo a la otra punta de la ciudad a cambio de una buena cantidad de dinero. Con lo que él no cuenta, claro, es con el cadáver que lleva en el maletero.
-Jack (John Lurie), un chulo de poca monta pero con grandes ambiciones que cae estúpidamente en una trampa y es encerrado por abuso de menores, siendo completamente inocente.
-Roberto (Roberto Benigni), un turista italiano con evidentes problemas al hablar inglés que matará accidentalmente a un hombre en una reyerta tras una partida de cartas.
Al principio la convivencia entre los tres será complicada. Zach y Jack actúan como dos gallos y llegan incluso a pelear, mientras que el optimismo de Roberto -este es el personaje que da un aire cómico a la historia- llegará a desquiciarles a ambos. Aún así no tendrán más remedio que soportarlo, e incluso lo agradecerán cuando éste les hable de su plan para evadirse de la cárcel. En su huida veremos crecer la amistad entre los tres hombres, aunque los conflictos, principalmente inspirados por el ego de los mismos, no cesarán.
Esta es la maravillosa e inspiradora historia que construye el particular director de Ohio Jim Jarmusch, un excelente cineasta que da una lección en Down by Law sobre como hacer un cine "fresco", personal y reflexivo.
Destacan además el excelente trabajo de cámara, la fotografía de Robby Müller y la música a cargo de John Lurie y Tom Waits. La película llegó a ser nominada para la Palma de Oro del Festival de Cannes del ochenta y seis, aunque el premio fue a manos de La misión (The Mission, 1986) de Roland Joffé. Hoy en día es considerada justamente como el trabajo más completo de su creador, un hombre que goza de fans y detractores por igual, pero al que no se le puede negar un gran talento.
En definitiva, si tienen la posibilidad de acercarse a esta cinta no duden en hacerlo, pues se trata de toda una joya de la década de 1980 y de un clásico del cine independiente norteamericano.
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