sábado, 1 de febrero de 2014

12 años de esclavitud (Twelve Years a Slave, 2013) de Steve McQueen



"No quiero sobrevivir, quiero vivir".


1850. Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor) es un músico negro que vive en Nueva York con su mujer e hijos. Una noche es drogado por unos desconocidos y vendido como esclavo en el sur de los Estados Unidos. Desde este momento, Solomon deberá resistir torturas e inclemencias varias con la única esperanza de volver a ver a su familia y amigos.


Tercer film dirigido por el Londinense Steve McQueen y el primero de ellos que realiza lejos de las islas Británicas. 12 años de esclavitud está basada en la historia real de su protagonista, quien, tras recuperar la libertad, escribió una autobiografía dejando constancia de lo que había vivido. 

La película cuenta una historia cruel y dolorosa, pero que no presenta ninguna novedad, pues esta misma temática ha sido llevada a la pantalla en centenares de ocasiones. Lo que debemos destacar es el tratamiento de McQueen, que evita sentimentalismos y sensiblerías para contarnos un relato tal y como debe hacerse. 

El Inglés no nos ahorra ninguna escena, por desagradable que esta pueda resultar, pero tampoco se excede en la morbosidad del dolor y la sangre -algo, lamentablemente, muy común en nuestros días.


El ritmo es pausado y la construcción narrativa, así como la de los personajes, más que notable. La excelente dirección, eso sí, no esconde lo convencional del filme, el menos personal de los que ha dirigido hasta hoy McQueen. Sea como fuere, una historia tan humana como ésta mantiene al espectador con los ojos bien abiertos.

Lo más destacable del film son sus interpretaciones. Por encima de todas la portentosa aportación de Michael Fassbender, uno de los mejores actores de nuestros tiempos. También merecen una mención el protagonista y Lupita Nyong'o, quien ofrece un descarnado y sufrido papel.


La película incita a reflexiones de corte humanitario, y ayuda a comprender la situación en que vivieron los esclavos en América. Pese a ello, seria un grave error pensar que estas situaciones ya no existen en nuestro mundo, pues siguen habiendo razas que esclavizan razas, pueblos que oprimen a pueblos y clases que someten a clases.

Probablemente el mayor punto débil de 12 años de esclavitud sea el trabajo temporal, pues nadie tendrá la sensación de que hayan pasado tantos años.

Lo dicho, a pesar de ser un notable trabajo, es un claro paso atrás respecto a Shame (ídem, 2011) en la carrera de McQueen. Recomendable.






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