"El amor conquista todas las cosas; démosle paso al amor"
Virgilio
Una pareja de recién casados -Jean (Jean Dasté) y Juliette (Dita Parlo)- emprenden su viaje de bodas a bordo de L'Atalante. En su trayecto por los canales del Sena les acompañan Jules (Michel Simon) y su joven ayudante. Las disputas entre los dos enamorados llevará a un conflicto que amenaza con romper su recién formalizada relación.
En 1934, el cineasta francés de origen catalán Jean Vigo filmó su segundo y último largometraje, L'Atalante. Su trágica muerte el Octubre de ese mismo año a causa de una tuberculosis acabó con uno de los más prometedores directores del momento y con una figura que influenció a toda una generación de cineastas.
L'Atalante fue rodada en estrecha colaboración con el cinematógrafo de origen ruso Boris Kaufman, y se trata de una de las obras francesas más reconocidas a nivel mundial. Su innegable influencia y la perceptible modernidad que aún hoy posee la sitúan en un destacado puesto tanto para críticos como para cinéfilos independientemente de su origen o nacionalidad.
La película presenta la historia de una pareja con personalidades contrapuestas. Mientras que Jean es un hombre feliz que se conforma con su navío y la cotidianeidad, Juliette es una joven soñadora que ansía vivir aventuras y conocer la ciudad de París. Su amor no se pone en duda en ningún momento, pero sus diferencias originan todos los conflictos que tienen lugar durante el filme.
Entre ellos se sitúan dos figuras más. Por un lado la de Jules, el excéntrico marinero que dirige la embarcación -este es uno de los personajes más peculiares, divertidos y fascinantes que jamás se haya visto en pantalla- y por el otro un joven seductor que tienta a la aventurera protagonista y que genera unos celos incontrolables en Jean.
Qué decir de las proezas técnicas y de la enorme imaginación y valentía que muestra la dirección de Vigo. El francés no solo experimenta, innova e imagina, sino que además acierta en cada uno de los recursos que termina usando. Personajes que se acercan a la cámara, fundidos en negro más que sugerentes, juegos visuales y sonoros y ante todo un montaje en paralelo que nos legó una de las más tiernas y románticas escenas de amor de la historia del cine.
Todo ello en su conjunto, sumado a una excelente ambientación y un gran dominio de la cámara por parte de Kaufman, acaba por formar una de los filmes románticos más sencillos y encantadores que se puedan ver.
Cuanto más tiempo pasa, más cuenta se da uno de la enorme relevancia de L'Atalante, un filme que anunciaba un futuro muy grande para su realizador que desgraciadamente nunca pudo emprender.
L'Atalante es un canto al amor por encima de las diferencias que puedan surgir entre dos personas, sean cuales sean. Y ante todo es un poema romántico, sutil y bello por igual, que enlaza con el alma del espectador.
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